04 noviembre, 2011

Europa ante el reto de la seguridad energética

¿Cómo se supone que tenemos que abordar la cuestión de la sustitución y modernización de la infraestructura energética? Esta es una de las grandes cuestiones consideradas por la UE y sus Estados miembros. La infraestructura energética se refiere no sólo a la red eléctrica, parques eólicos y plantas solares, sino también a la infraestructura de petróleo, gas y carbón que todavía pueden ser usados hasta el año 2050.
La discusión sobre la infraestructura energética no podría ser completa sin tener en cuenta muchos factores: La creciente demanda, la necesidad de reducir los gases de efecto invernadero, la caída de las reservas tradicionales de petróleo, la volatilidad del precio del combustible (este tema se trató en otras entradas de este blog), la restricción fiscal general, y el suministro energético o la seguridad energética. En realidad, los acontecimientos recientes han demostrado que el suministro de energía no puede darse por hecho y que ahora más que nunca, es vital tener una visión a largo plazo sobre la seguridad energética. En primer lugar, la primavera árabe ha tenido un impacto negativo en los mercados, ya que según un estudio de GrantThornton, "los precios del combustible han aumentado, elevando los costes de operación y producción", lo que lleva a un déficit marcado del petróleo de alta calidad y bajo contenido en azufre. Por lo que, podría tener grandes implicaciones en los próximos años.
Además, la reciente explosión nuclear en Fukushima, en Japón, provocó un debate internacional sobre la energía nuclear, que ha llevado a Alemania a comprometerse a eliminar la totalidad de sus 17 reactores para el año 2022, siendo la primera gran potencia industrial en dar la espalda a la energía nuclear. (Red nacional de Alemania ha advertido que pronto los recortes de electricidad podrían ser inevitables y que ahora Alemania tiene que importar la energía de origen nuclear de Francia, y que está obligada a mantener abiertas varias centrales eléctricas de carbón (véase TheTelegraph del 3 de septiembre)). En cambio el físico nuclear y politécnico francés, Bernard Laponche, declaró en una entrevista en junio de esto año: "Hay una alta probabilidad de un accidente nuclear en Europa" y añade “Francia está equivocada con su política nuclear, no solo insiste en dar privilegio a una energía peligrosa, pero obsoleta. Aunque existen otras soluciones, a través del cual los alemanes ya han comenzado la transición energética”.
En un contexto más amplio, y referente al gas, la Comisión Europea estima que en 2030 la dependencia en la UE de las importaciones de gas natural crecerá del 58% actual al 80% y las importaciones de gas de Rusia aumentarán del 42% al 60%. Esto fue confirmado en un documento publicado por la Comisión Europea el 7 de septiembre, en el cual se destaca la importancia de Rusia que juega un "papel excepcionalmente importante en el mercado energético de Europa". Cosa que va con los objetivos de Rusia que se comprometió en los últimos años en una política hiperactiva cuyo objetivo declarado es el control estratégico de las rutas de suministro de gas. Hoy en día, la autoridad y el poder no sólo se apoyan en las fuerzas armadas, sino también, cada vez más, en el control de los recursos y los principales corredores de transporte. Moscú está ahora en cualquier lugar donde haya un sitio para tomar el control de los mercados de gas emergentes, incluso considera la estrecha cooperación con sus principales competidores, mientras la alternativa europea al gas ruso, el famoso proyecto “Nabucco” se ha retrasado un año más hasta el año 2018 (véase EUOBSERVER).
Por consiguiente, la comisión europea no sólo debería considerar tomar medidas en el campo de la eficiencia energética, y la realización de un mercado único de la energía en la UE, sino también garantizar la seguridad del suministro. En Noviembre de este año se espera que la comisión europea dé a conocer su estrategia energética de 2050, será interesante ver cuáles de las fuentes de energía van a jugar un papel fundamental en los planes de la comisión. La obtención de un coherente plan de seguridad energética a largo plazo es vital para el futuro de Europa.


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