27 junio, 2013

La Comunicación de la Comisión Europea sobre tecnologías energéticas e innovación

Este es un post invitado de Adela Conchado, investigadora en formación del IIT y la Cátedra BP de Energía y Sostenibilidad y coautora del informe anual 2013 de Economics for Energy.

La Unión Europea apuesta por un futuro energético más sostenible. Eso es lo que reflejan sus objetivos a 2020, su marco a 2030 (Libro Verde), o su hoja de ruta a 2050. Pero para hacerlo no solamente posible, sino además rentable, parece imprescindible el papel de la innovación. Entonces, ¿tiene la UE una estrategia para promover la innovación en energía? Parece que sí: la definen en esta comunicación, recientemente publicada.
Y como hace unos meses publicamos nuestro informe sobre innovación en energía en España(aquí el informe completo, aquí el resumen ejecutivo), nos ha parecido interesante analizar esta comunicación de la Comisión desde la óptica de nuestro informe: ¿en qué se tocan y en qué se alejan la estrategia europea y nuestras recomendaciones para España? 
Aún teniendo en cuenta que los enfoques de nuestro informe y de la comunicación de la Comisión son necesariamente diferentes, en la base de las propuestas de ambos encontramos algunos principios muy similares. Coincide sobre todo el énfasis en establecer prioridades y focalizar en ellas los esfuerzos. La Comisión propone centrarse en aquello en lo que la intervención de la UE aporta mayor valor añadido (programas y estructuras supranacionales), establecer prioridades de forma fundamentada (en vista del sistema de energía en su conjunto, buscando sinergias entre sectores, etc.), y concentrarse en las tecnologías más prometedoras (aunque tratando a su vez de mantener opciones abiertas). Esto está muy en línea con el análisis estratégico de prioridades que proponíamos para España. 
La Comisión habla también de la necesidad de movilizar la inversión haciendo uso de diversos instrumentos financieros. Sin embargo, pone el acento en cómo reforzar la inversión pública a nivel europeo, y no en cómo atraer mayor inversión privada y coordinar los esfuerzos públicos y privados, como proponíamos nosotros para España. Además, los esquemas de financiación que propone son más bien continuistas, fundamentalmente subsidios y préstamos, sin aludir por ejemplo a otros incentivos que nosotros mencionábamos, como pueden ser los premios ante desafíos, que recompensan resultados y no sólo esfuerzo y pueden desencadenar soluciones potencialmente más disruptivas. También mencionan que podrían plantearse programas para mejorar el acceso a capital riesgo en línea con lo propuesto en Horizonte 2020, pero no queda claro hasta qué punto y de qué manera la UE va a abordar el apoyo a proyectos de alto riesgo/alto potencial, que tan claves pueden ser en el caso del sector energético. 
Otro punto en el que la Comisión hace énfasis es la integración: la integración de acciones en toda la cadena de innovación (desde la fase de investigación hasta la de consolidación comercial), y la integración de políticas energéticas y de innovación. Esto es algo en lo que nosotros también insistíamos. Muy especialmente, llamábamos la atención sobre cómo las políticas energéticas y la regulación del sector pueden condicionar muy notablemente la innovación en energía, creando incentivos o barreras. Para que los esfuerzos de innovación sean efectivos, es muy importante que estén soportados por unas políticas y una regulación acordes y favorables. 
¿Y qué he echado de menos en la Comunicación? Fundamentalmente dos cosas. Por una parte, la Comisión reconoce la importancia de la innovación no sólo tecnológica, si no también a nivel social, de modelos de negocio, de mercados… pero esto no parece reflejarse a la hora de establecer los principios de su estrategia. Así, no se mencionan por ejemplo esfuerzos de comunicación y educación en la sociedad, que sí recogíamos en nuestro informe. Estos esfuerzos podrían llevar a un mayor apoyo social de la innovación en energía, atraer más talento y aumentar el conocimiento en el sector, fomentar una cultura emprendedora… En definitiva, mejorar sustancialmente las condiciones para la innovación. 
Por otra parte, la Comisión plantea una línea de acción continuista (hablan fundamentalmente de ampliar o replicar programas que ya existen a nivel europeo, o al menos en alguno de los países miembros). Echo de menos planteamientos más ambiciosos dada la magnitud del reto de la innovación en energía. Para esto, puede ser útil mirar a otros países y valorar si sus programas e instituciones de éxito tendrían sentido en el contexto europeo. En nuestro informe mencionábamos algunos ejemplos de interés: ARPA-E, los Energy Innovation Hubs, o los Energy Frontier Research Centres en Estados Unidos, o el caso de los fondos de inversión privados y el ecosistema emprendedor en Israel.
En cualquier caso, es muy positivo que la Comisión manifieste expresamente en esta comunicación su compromiso con la innovación en energía y plasme a grandes rasgos su estrategia. Como la propia Comisión expresa, está en juego afrontar los retos energéticos a 2020 y más allá, y mantener posiciones de liderazgo tecnológico a nivel mundial.

1 comentario:

  1. Muchas gracias por esta comparativa Adela. Totalmente de acuerdo en la necesidad de formulas más ambiciosas, ya exitosas en otros países.

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