14 octubre, 2013

Los hogares franceses: el rendimiento energético cada vez más importante

En 1997 Francia firma el Protocolo de Kyoto y se compromete a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en el período 2008-2012 en un 5,5%  por debajo de los niveles alcanzados en 1990.
  • La Directiva Europea de 16 de diciembre de 2002 sobre la eficiencia energética de edificios, ánima a la mejora de la eficiencia energética de los edificios nuevos o existentes. Concretamente, requiere la aplicación por los Estados miembros de requisitos mínimos de eficiencia energética y de los certificados de rendimientos energéticos en los edificios nuevos y existentes.
  • Francia adopta, como el conjunto de la Unión Europea, el paquete “clima/energía”, que tiene el objetivo de las « tres veintes » para el año 2020: 20% de ahorro de energía, 20% de reducción de las emisiones de GEI (con respecto a 1990) y 20% de energía renovable.
El objetivo de la política energética francesa para el año 2050 es lograr el 'factor 4' (dividir entre 4 las emisiones de gases de efecto invernadero de 1990). Es complementada y apoyada por una serie de medidas y leyes (Plan de clima, ley POPE, derecho financiero, dispositivo de certificados de ahorro de energía, etc.).
El 21 De octubre de 2008, los miembros de la Asamblea Nacional votaron la primera parte del proyecto de ley de la Grenelle del medio ambiente (llamados "Grenelle I"), que exige una serie de medidas para combatir el calentamiento global y el agotamiento de los recursos fósiles, protección del medio ambiente y desarrollo sostenible en la toma de decisiones en todos los sectores de la economía francesa. Uno de los principales depósitos detectados por ahorro de energía política energética es el sector de la construcción. Consta de viviendas unifamiliares, viviendas multifamiliares, así como edificios terciarios públicos o privados (oficinas, comercios, educación, salud...), este sector representa:
  • el 25% de las emisiones directas de CO2 (excluyendo las emisiones debidas a los gastos de consumo de electricidad y calor);
  • el 43 % del consumo de energía final.
El excesivo consumo de energía primaria es tan perjudicial para los recursos naturales de nuestro planeta como para el presupuesto de los hogares. La ley  "Grenelle I" incluye un componente importante sobre la eficiencia energética de los edificios.  La política de eficiencia energética de los edificios se basa en 3 pilares: incitar, sensibilizar y regular. Estos 3 pilares existen en distintas medidas. El Diagnóstico de eficiencia energética forma parte del capítulo «informar».
Desde el uno de Noviembre de 2006, para los edificios antiguos, y desde julio 2007, para las nuevas viviendas, el diagnóstico de rendimiento energético (DPE sus acrónimos en francés) debe ser proporcionado por todos los propietarios inmobiliarios para vender o arrendar. El objetivo de este documento es informar al comprador potencial o arrendatario del consumo energético de la vivienda. Se clasifican los bienes según una ventana estricta que va desde A (vivienda muy eficiente) a G (menos eficiente). (véase aquí; aquí y aquí para el caso de España)
El DPE debe proporcionar un consumo anual de energía, expresada en kWh y euros, lo que permite para clasificar la propiedad. También incluye una descripción rápida de los puntos principales del aislamiento de la vivienda (estado de áticos y techos, ventanas y vidrios tipo, constitución de las paredes, calderas...). Por último, brevemente notifica las propuestas para la mejora de los puntos débiles.
Un problema con el DPE es su poca fiabilidad. Como prueba, asociaciones de consumidores, como la UFC-Que Choisir,  que han realizado estudios que demuestran que los DPE podrían ir de la letra  C a la letra F. .. Para un mismo bien. 
El problema de este diagnóstico es que es, en la mayoría de los casos, proporcionado por los inspectores que basan sus cálculos en métodos proporcionados por los profesionales del consumo de energía. En efecto, existen dos formas de lograr un DPE. La primera se basa en las características térmicas del edificio (zona climática, modo de aislamiento...) y de los sistemas de calefacción y aislamiento. Se utiliza para viviendas individuales. La segunda se establecerá según las facturas energéticas de los tres últimos años. La principal crítica para el primer método es que integra datos  sujetos a discrepancias – es el caso, por ejemplo, del número de horas de luz solar, que no solo depende de la zona geográfica y de la orientación de la vivienda, sino también del viento –. El segundo método tiene el inconveniente de no tener en cuenta los hábitos de vida de los inquilinos. Por ejemplo, un soltero friolero calentara aún más su vivienda, lo que le penalizara para el DPE. Además, los programas informáticos de cálculo se basan en convenciones, que raramente se respetan en la vida real: una temperatura en el alojamiento de 16° para la noche y 19° para el día.
Algunos profesionales proponen un estudio térmico completo diferente del DPE. En este caso, un ingeniero de procesos pone de relieve los puntos débiles del bien y mide el impacto de cualquier obra. Estos estudios duran más horas que un DPE y cuestan entre 5 y 7 veces más que un clásico DPE. 
Finalmente, a pesar de las últimas medidas que se han introducido este año para mejorar la eficiencia del dispositivo DPE, queda mucho aún por aprender.

1 comentario:

  1. Si puede ser muy interesante para más de uno el poder intercambiar opiniones sobre lo que plantea el artículo y máxime en la situación que atravesamos por aquí.
    Yo vengo defendiendo, desde hace ya tiempo, que el dato mas fiable que deberíamos manejar son los consumos reales y que estos se producen como consecuencia de una serie de hechos como son: hábitos, equipos, aislamientos...
    Si estos consumos reales se convierten en un indicador como pueden ser kwh/m2 o kwh/persona o cualquier similar ya tengo la referencia valida para que sea comparable, evaluable y optimizable.
    Si acordamos que el objetivo de los edificios existentes en también el de consumo "casi nulo" tendríamos evaluado donde estamos y donde queremos llegar y en este caso entra en juego un nuevo elemento, que parece fundamental considerarlo, tal como es el autoconsumo. Lo anterior no inválida para nada las etiquetas actuales y los procedimientos pero es una forma menos práctica En el artículo se dice que el informe facilita el dato del consumo anual en kwh y euros, bueno es lo práctico para el usuario.

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